lunes, 18 de julio de 2016

Lo mejor del FIB todavía está por ocurrir





En la deliciosa Desayuno con Diamantes Audrey Hepburn explica su devoción por la neoyorquina sede de la joyería Tiffany’s, un lugar que le servía de refugio ante las penas del mundo real porque allí “no puede ocurrir nada malo”, aclaraba en un momento de la película. En el FIB sucede algo similar. El  certamen de Benicàssim ofrece un gran surtido de joyas para todos los gustos en una enorme casa de los caramelos, donde puedes encontrar una variada selección de golosinas cada una con un paladar distinto, complementarias algunas opuestas otras, pero que en conjunto hacen las delicias de cualquier amante de la música ávido de nuevas experiencias y de revivir momentos clásicos independientemente de la edad de cada uno. Aunque, claro está, el ambiente es sobretodo joven. Hasta 170.000 personas han pasado por el festival de los festivales europeos en su XXII edición, según la organización un 48 por ciento procedía del Reino Unido, un 46 por ciento de España y el resto de otros países europeos. Todos unidos por la música y sobre todo la diversión que representa la gran cita festivalera.
Entre el colorido de los disfraces, las risas y la fragancia de juventud que abarrotan el recinto también reasoman por el Festival Internacional de Benicàssim las canas de quienes han visto pasar muchas lunas sobre el cielo del certamen, que recuerdan viejos tiempos ansiosos por disfrutar de las sorpresas que depara el presente. A la entrada coincido con Nolasco y Jimena, núcleo esencial de Gatomidi, banda de la cual ya hemos hablado aquí en otras ocasiones destacable por su densa guitarra y atmosfera envolventemente distorsionante. Esta vez vienen al FIB como público a disfrutar de los conciertos, pero otras veces se han subido al escenario cumpliendo un sueño que se reproduce en otras jóvenes bandas formadas mientras el festival iba creciendo con ellos.
Funckaine en acción
Mi primer grato encuentro con el cartel de este año se produce en el escenario FIB Club-Radio 3, donde después de reajustar instrumentos sobre el tiempo Fuckaine lanza su luminoso repertorio de alegría en el que destaca la briosa Ode to Repetion, y la sentida Totally Contagius  muestras de un power pop hijo del punk vestido en bañador, aderezado por las camisetas de Curro, la colorida mascota de la Expo 92’ de Sevilla, que luce Fran (cantante, guitarra y productor) a juego con la de Poquemón, ahora virtualmente perseguido por todo el mundo, que viste Tábata (bajo, sintetizadores y voz). Ellos fueron una de las pocas excepciones donde la guitarra fue protagonista en un programa, el del jueves, netamente electrónico y muy hip-hop, incluso con los ribetes de reggaetón del cabeza de cartel del día Major Lazer, todo un atrevimiento para los creyentes en la ortodoxia de la vanguardia indie y una leve concesión a los gustos más generalistas. Por el escenario Las Palmas también apareció El Guincho desplegando sus zalameros ritmos sabrosamente sampleados, embadurnados de crema canaria y sonidos africados regados por los omnipresentes sintetizadores.
De vuelta a mi personal refugio en el FIB Club, asisto a la fiesta que monta Teleman  una entretenida propuesta de tecno-pop londinense nacida de las cenizas de Peter and The Pirates.  Hexágonos y destellos electrónicos recuerdan los tiempos de Squeeze en el Marquee. Otra divertida propuesta del pequeño recinto donde acabé instalado fue Extraperlo, que como ellos dicen en uno de sus temas buscan Algo distinto un mensaje que suena muy postmoderno a través de la introspectiva voz de Borja (cantante y guitarra). Curiosamente la música de esta banda de Barcelona, de acordes ambientales y tono urbano, podría perfectamente servir de banda sonora a alguna de las películas de Fernando Colomo, donde retraba el Madrid de los 80 y 90 a ritmo de comedia. Entre claros efluvios de Blondie y Human League, el serpenteante y arrítmico baile de Borja, con movimientos a medio camino entre German Coppini e Iñaki Glutamato, anima la puesta en escena.                  
El desparpajo saltó a primera hora de la tarde del viernes al escenario grande con The Hinds, un curioso fenómeno que recuerda como la esencia de la buena música no tiene por qué estar necesariamente siempre unida al virtuosismo y sí requiere buenas dosis de sinceridad. Letras simples y unos acordes rasgados de casi de cualquier manera todo unido a la frescura innata de las cuatro madrileñas que forman del grupo, les han permitido telonear a The Libertines o tocar en Londres, Asutralia o Lisboa. Por segundo año consecutivo han llevado sus ingenuos ritmos garageros el escenario Las Palmas, pocas bandas podrán decir lo mismo.

La Habitación Roja en Las Palmas
Un regreso periódico y no por ello menos atractivo se produjo poco después con la llegada de La Habitación Roja, sólida banda valenciana nacida en la Eliana que mejora con los años (no es un tópico). Como apostilló Jorge Martí (voz y guitarra) en la dedicatoria de Voy a hacerte Recordar son “unos clásicos del FIB, como público y tocando. Nos gusta el FIB!!”. En su turno en el escenario no faltaron algunos de sus hits como Ayer. Con Dorian llegaron los momentos oscuros desde la brillantez que siempre imponen al impecable sonido de la banda que lideran Marc y Belly, que desde sus inicios han demostrado la sensibilidad de los jóvenes genios.
Las guitarras volvieron definitivamente a tomar el campo de batalla durante el viernes y su momento álgido llegó con el rock & roll sin concesiones de  Band of Skulls , que desplegaron toda su barroca potencia sonora recordando por momentos a The Queens of Stone Age pasado por el tamiz de Shoutampton. El Brexit no funciona en el país del FIB y las bandas británicas como The Vaccines compartieron su brit pop sin problemas. 

The Chemical Brothers. Foto: Pau Bellido (FIB)
 Sin duda el momento más esperado de la noche por los fibers y los no tanto fue la aparición de The Chemical Brothers en su enésima cita con el festival. Desde el primer momento dejaron claro sus intenciones abriendo con su himno “Hey Boy, Hey Girl”, sin duda una de las bandas sonoras de la historia del FIB para seguir con un repertorio que consiguió, ya hace más de dos décadas, hacer confluir los gustos por las guitarras con las mezclas electrónicas. Mientras el combo Rowlands-Simons continúa reinventándose mientras siguen sonando inequívocamente a ellos como hacen en Go.
La lista del sábado ofrecía el cartel con más reclamo, de hecho las entradas del día de agotaron, cumpliéndose el sueño de cualquier promotor. La primera propuesta interesante la ofrecían bien pronto los argentinos Capsula con su homenaje a David Bowie   . El clasicismo británico tenía una vez más un representante de honor en Echo & The Bunnymen uno de los iconos de la New Wave post punk que debuto con su primer disco en 1980, cuando muchos fibers ni siquiera habían nacido, y que volvieron a demostrar que la elegancia no tiene edad. Elegantes también sonaron las ampulosas fuerzas electrónicas de Delorean para desplegar su magia sonora.

El salto de Capsula. Foto: Pau Bellido (FIB)
 El plato fuerte llegó con Muse en su esperado retorno al FIB. En su primera comparecencia en 2007 cerraron con espectacularidad la edición de aquel año. En la rueda de prensa anterior a preguntas de los periodistas un jocoso Matt Bellamy  justificó el nombre de la banda sin atisbo de rubor por la coincidencia del nacimiento en su Teignmouth natal -un pueblo del sudoeste de Inglaterra con 15.000 habitantes- de varios famosos novelistas, poetas, filósofos y los componentes de su grupo por tanto llegaron a la conclusión de que por allí rondaba “una musa”. El caso es que el genio de la banda reúne toda la apoteosis destructiva del rock  & roll más sinfónico, combinando estridencia y melodías entre voces cándidas y apocalípticas, todo ello acompañada de una parafernalia escenográfica surtida esta vez por lanzamiento de globos y confetis.
El domingo, cerrando temporada, llegó la hora de gloria para Chucho, la veterana banda mágica de Fernando Alfaro llegó desde Albacete con sus ritmos que siguen advirtiendo en su hit “que lo mejor de nuestra vida aún está por ocurrir”, un lema que bien vale volver a un nuevo FIB. El intimismo de The Macabees, The 1975 y la vuelta del Rap al tablao con Kendrick Lamar demostraron el eclecticismo del festival que reservó para el final el regreso de Massive Attack, uno de las bandas históricas siempre presente en la particular playlist del certamen con su personal trip hop. Benicàssim languidece ya sin fibers pero con todo el atractivo de lo queda del verano mientras el FIB prepara ya su cartel para la edición XXIII. Lo esperaremos para ver qué nuevas golosinas prepara.